Perspectiva Feminista

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miércoles, 25 de noviembre de 2015

El odio de género, CFK y la percepción política

Cristina Fernández de Kirchner, Presidenta de Argentina.
Una mujer politica que trituró y desmintió todos los estereotipos de género.
El odio y la misoginia es un componente no menor del resultado electoral y de la construcción simbólica del mal "K" con el que se sostuvo una campaña cultural permanente, implacable, día tras día, durante todos estos años.

Quien ha combinado la más notable capacidad política en los últimos años en el país y en la región, es aludida despectivamente haciendo mención a su sexualidad, a su condición de mujer.
Mujeres y varones comparten ese rechazo ante lo que CFK devuelve con su performance política y como estadista: la ilusoria femineidad que se dirige al cuidado de lo íntimo y de los afectos de manera primordial, en contraste con la masculinidad competitiva y fiera del ámbito de lo público, desde una limitada concepción de lo politico.
Dijeron que era una muñeca consumidora de carteras de alta gama y que su gobierno era manejado por un "doble comando" cuando Néstor Kirchner aún vivía.
Cuando falleció su marido y compañero, - que siempre expresó su admiración por su solidez como militante y su coraje-  la trataron de "viuda" intentando señalar su imposibilidad de continuar adelante ; el estereotipo de que una mujer no vale por sí misma sino por su marido o compañero se deshizo en poco tiempo y CFK fue reelecta con el 54% de los votos.
Desde infames tapas de revistas, la presunta dictadora que no aceptaba en teoría opiniones encontradas soportó injurias que trataron de reducir su figura política a la de una perversa que goza con el control de masas ciegas - tópico del siglo XIX más propio de otros consumidores de medios dominantes en todo caso- o al mismo tiempo y de manera insistente, fue caratulada como "bipolar". El escándalo provocado por toda mujer que se planta y esgrime argumentos que cuestionan la cultura imperante es respondido con una atribución de insanía, desde las histéricas de los tiempos de Freud - envidia del pene incluida- hasta la descalificación generalizada a quienes lucharon por la verdad sobre el destino de sus hijxs y nietxs en medio de la dictadura y hasta hoy.
Locas, yeguas, inconsistentes, veletas o furibundas tiranas.
Amadas y odiadas con una intensidad  y una modalidad que no se encuentra cuando se trata de un varón.
Eva Perón, Cristina.
Parte de la masa de votos inexplicables que se dirigieron a un representante de los sectores más reaccionarios y antiderechos se explica entre otras cosas, por este odio de género que enturbia la percepción y las acciones políticas.
Las feministas lo vienen diciendo desde hace mucho, ni femineidad ni masculinidad normal ni única. Ni tampoco oposición entre lo privado y lo público.
Lo personal es político (siempre)
Y el odio de género, puede matar o puede llevar a una sociedad a su propia destrucción.
La experiencia de estos años es profunda y deja huella. Las niñas juegan a ser presidentas y es posible; loa niños también juegan a ser cuidadores de bebés y pueden compartir un partido de fútbol con las chicas. Lulú con seis años cambió su DNI: el estado argentino reconoció en ella a la persona trans más joven.
Desde las leyes de Protección Integral y los programas de asistencia y prevención, desde las movilizaciones culturales y la pluralidad de familias y modos de vida, paso a paso, conviertieron a la discriminación  en un problema social que entró en la agenda y en el imaginario.
Usamos nuevas palabras para viejas violencias e injusticias ahora resignificadas: feminicidio, trata, lesbofobia, transfobia...
Hoy, 25 de noviembre, siguen las cifras de feminicidios alarmándonos, y la violencia de género se llevó recientemente a la luchadora Diana Sacayán.  Y el presidente electo, que defiende los piropos del estilo "qué lindo culo tenés" y no es dado a las cadenas nacionales para que "las señoras puedan ver tranquilas la telenovela"aterra con sus propuestas de referentes del jurásico para ocupar ministerios claves en relación a la acción estatal para el combate de las violaciones a los derechos de las mujeres o los derechos humanos, al derecho a la salud sexual y reproductiva, a la cultura y educación igualitaria...
Todxs nos tenemos que hacer cargo de esta peste transversal que es el sexismo que nubla toda razón y arrasa por la fuerza con las vidas y los proyectos de vida de lxs otrxs.
Esa peste puede alterar poderosametne el juicio que cada ciudadanx hace cuando pone un sobre en la urna decidiendo su futuro y el de millones de compatriotas, también.
 
  

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