Ante las amenazas e intimidaciones sufridas, el Juez Carlos Rozanski -que presidió el tribunal que sentenció a cadena perpetua a Miguel Echecolatz, ex director de Investigaciones de la policía provincial durante la dictadura-, ha realizado una segunda denuncia por amenazas ante la Corte Suprema de Justicia.
A principios de abril el Dr. Rozanski,quien ha sustanciado juicios emblemáticos contra los responsables de la comisión de delitos de lesa humanidad en el marco del terrorismo de Estado y tiene a su cargo los juicios del Circuito Camps, había denunciado en el Juzgado Federal N°1 ataques y amenazas que comenzaron unos días después de conocerse los fundamentos de la sentencia del juicio por CCD La Cacha. Se calcula que 200 personas estuvieron cautivas allí y que solamente un tercio sobrevivió. Dicha sentencia incluyó condenas de 13 y 12 años de cárcel para tres civiles y un marino que participaron de la cotidianidad de ese CCD que funcionó entre 1976 y 1978 en la localidad de Olmos. También se absolvió a un militar. Entre los condenados figuran Jaime Smart, ex ministro de Gobierno bonaerense durante la dictadura, y también Miguel Etchecolatz. Al conocerse la denuncia efectuadaen enero pasado por Rozanski, éste dijo a Tiempo Argentino:"Fueron amenazas con mucha perversión (que evidencian) una avanzada estructura logística con información sobre el entorno social y familiar de cada uno de los destinatarios", refiriéndose a correos, llamados telefónicos, mensajes de voz que afectaron a sus colaboradorxs como al magistrado.
Es importante recordar que en ocasión de la lectura de aquella sentencia Etchecolatz quiso dirigirse hacia el Tribunal –aunque no se lo permitieron- para entregarle un trozo de papel que había apretado junto a su rodilla; un fotógrafo de Infojus Noticias captó con su lente el papel donde estaba escrito: Jorge Julio López.
El pasado martes 28 de abril el Dr. Rozanski efectivizó la denuncia por intimidaciones ante la Superintendencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En la misma solicita "que disponga una serie de medidas para desarticular a la banda terrorista que sigue operando desde el instituto penitenciario de máxima seguridad de Marcos Paz, trasladando a los condenados e imponiendo rotaciones del personal penitenciario, e incautando los medios informáticos de que se valen para producir y disponer las amenazas e intimidaciones".
En la madrugada del domingo 26, un testigo protegido que debe declarar en un expediente derivado de la megacausa Circuito Camps, sufrió un ataque a su vivienda en la periferia de La Plata. El policía de custodia repelió el ataque pero sufrió un simulacro de fusilamiento y resultó herido en un brazo. Hasta ese momento, la protección del testigo estaba a cargo del Juzgado Federal Nro. 3 y a partir de este episocio, el Programa de Verdad y Justicia del Ministerio de la Nación ha tomado intervención en el asunto.
Guido Carlotto, Secretario de Derechos Humanos de la Provincia de Buenos Aires, acusó a "nostálgicos residuales de la dictadura" del hecho y exigió a las autoridades competentes "el mayor compromiso para el esclarecimiento" del mismo. Sostuvo que "estas acciones extemporáneas no hacen más que fortalecer el compromiso colectivo con la política de Memoria, Verdad y Justicia" y se solidarizó con Rozanski.
La CTA dió a conocer ayer un comunicado donde repudió enérgicamente estas intimidaciones. Destacando el compromiso y la responsabilidad del magistrado, rechazaron las amenazas que "tanto el Juez, como el personal del Tribunal, están sufriendo desde hace unos meses" en una estrecha vinculación con aquellas amenazas en las épocas del juicio a Echecolatz. Expresaron además: "Con la misma saña que en la dictadura, amenazan también la vida de niños, intentando frenar a través del terror la actividad que debe seguir realizando el Tribunal, en el marco de los Juicios por Memoria, Verdad y Justicia. Nos solidarizamos con el Juez Rozanski y el personal del Tribunal Federal Oral Criminal N° 1, y esperamos la pronta intervención de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, para que se esclarezca y se frene la acción intimidatoria que siguen generado quienes sostuvieron en nuestro país la nefasta trama de terror y exterminio."
La Red Internacional de Periodistas con Visión de Género en Argentina (RIPVGAR) también se sumó al repudio en estos términos: "Como periodistas hemos seguido y difundido con admiración y orgullo cada una de las noticias producidas en ese Tribunal desde la lectura del fallo del juicio al represor Miguel Etchecolatz .Sin embargo, desde entonces el Juez y su personal, reciben amenazas que se intensificaron con la lectura de los fundamentos del fallo en el juicio de “La Cacha”, se condenaron a 15 represores de la dictadura militar." Además, en el comunicado firmado por Silvana Molina y Liliana Hendel, coordinadoras de Argentina, se subraya que "es imprescindible expresar nuestra solidaridad con el Juez Rozanski, su equipo de trabajo y con su familia. Los gestos de amedrentamiento como éste, como intento disciplinador, deben ser difundidos por todos los medios como clara muestra de que no silenciaran al Juez ni al periodismo comprometido con los Derechos Humanos de todas las personas."
En medio de tanta manipulación y bastardeo de la justicia motivadas por intereses desestabilizadores y golpistas; en medio de las campañas mediáticas y los ejercicios parcializados de la memoria; en medio de un proceso trascendente en la historia mundial que han llevado adelante personas comprometidas con una causa de la humanidad para no olvidar las más atroces ofensas a la dignidad de la misma y asegurar un futuro donde estos horrores no se repitan, creo que puedo hablar en plural para decir:
No nos olvidamos de la desaparición de Julio López, testigo clave para la condena a Echecolatz.
Tampoco de la sospechosa muerte de Silvia Suppo.
Destacamos el coraje y la responsabilidad de jueces como Carlos Rozanski que honran el cargo que ostentan y mantienen la confianza en muchos hombres y mujeres de un Poder Judicial que está siendo cuestionado como nunca antes por la sociedad argentina.
Exigimos la urgente intervención de la Corte Suprema de Justicia y la optimización de los mecanismos de protección de testigos en las causas por crímenes de lesa humanidad.
Que los privilegios de los que gozan los condenados y procesados por estos crímnenes aberrantes dejen de ser tolerados y habilitados por las complicidades civiles e institucionales.
Memoria, Verdad y Justicia
miércoles, 29 de abril de 2015
jueves, 23 de abril de 2015
El nombre de Arturo y la indignidad de Jaime Durán Barba
Arturo Andrés Roig fue un filósofo argentino nacido en Mendoza cuyo aporte ha sido central para el pensamiento latinoamericano. Un hombre cuya influencia intelectual se vuelve cada vez más relevante en el contexto de la integración y construcción nuestromaericana. Fue un intelectual popular y comrpometido, tan reconocido internacionalmente como poco conocido y leído en muchas de nuesras academias colonizadas. Padeció el exilio, como tantos otros intelectuales que se jugaron ante la necesidad de la segunda independencia. El trabajo de Roig fue muy vasto pero merece destacarse su historización de las ideas latinoamericanas. Precisamente, mostró que al adentrarse en lxs filósofxs latinoamericanxs, al recuperar experiencias de resistencia, nos asomamos a la emergencia de los nuevos derechos en otros términos respecto de la ética hegemónica.En este sentido Roig planteó una fundamentación propia de los derechos como latinoamericanxs y como el primero de ellos, la dignidad. Escribió "Teoría y Crítica del pensamiento latinoamericano"(1981), "Rostro y filosofía de América Latina" (1993), "Ëtica del poder y moralidad de la protesta" (1996),entre otras obras que han marcado y siguen marcando senderos a caminar, con una interpretación que va descubriendo lo encubierto y va rearmándonos desde revisadas categorías de pensamiento.Estas breves líneas sobre Arturo A. Roig valen como introducción a una respuesta a una indignidad que no ha de pasarse por alto. La incalificable conducta del asesor mentor de Mauricio Macxri, Jaime Durán Barba, ha merecido esta respuesta de las hijas del filósofo fallecido en 2012.
Durán Barba usa el nombre de Arturo Roig
Queremos hacer pública la ofensa que significa para nosotras que Jaime Durán Barba mencione a nuestro padre, el filósofo mendocino Arturo Andrés Roig, como “su gran maestro” cuando su ideología contradice explícitamente el pensamiento de Arturo Roig.
Consideramos que la mención a nuestro padre es un oportunismo, un guiño político para congraciarse con los diversos sectores progresistas que valoran el trabajo intelectual de Arturo Roig. Nos ofende e indigna la inapropiada apelación al nombre de nuestro padre. Si hubiera sido “su gran maestro”, seguramente habría aprendido algo de él.
Jaime –como lo llamábamos familiarmente – realizó estudios de posgrado en Mendoza, a donde llegó cuando nuestro padre era Secretario Académico de la Universidad Nacional de Cuyo, durante el rectorado del Ing. Carretero en el año 1973. Jaime trabó amistad con nuestro padre, así como otros ecuatorianos que estudiaron en Mendoza en esa misma época. Todos ellos fueron amigos que luego lo apoyaron, así como también a parte de nuestra familia, durante el exilio político en el Ecuador.
De ese Jaime “de izquierdas” no quedan huellas. El de hoy, que desde hace años es asesor de Mauricio Macri en la Argentina, no guarda relación alguna con aquél otro. Es por esto que, en el año 2011, cuando Jaime Durán Barba, luego de más de treinta años de distanciamiento respecto de quien dice fuera su “gran maestro”, pidió una entrevista en Mendoza con nuestro padre, éste se negó a recibirlo. Tal como nos comentara en su momento, lo hizo porque pensaba que ese acercamiento repentino sólo podía tener como finalidad un uso político.
Los dichos de Durán Barba en el Diario La Nación del día 11 de abril no hacen otra cosa que confirmar la intuición de nuestro padre. Ponen en evidencia una actitud de falta de respeto hacia quien sí mantuvo una línea y una conducta ejemplares a lo largo de toda su vida, clara y comprometida con el cambio social en Nuestra América.
Elisabeth Roig, DNI 12.609174
Hebe Irene Roig, DNI 13.912.593
Durán Barba usa el nombre de Arturo Roig
Queremos hacer pública la ofensa que significa para nosotras que Jaime Durán Barba mencione a nuestro padre, el filósofo mendocino Arturo Andrés Roig, como “su gran maestro” cuando su ideología contradice explícitamente el pensamiento de Arturo Roig.
Consideramos que la mención a nuestro padre es un oportunismo, un guiño político para congraciarse con los diversos sectores progresistas que valoran el trabajo intelectual de Arturo Roig. Nos ofende e indigna la inapropiada apelación al nombre de nuestro padre. Si hubiera sido “su gran maestro”, seguramente habría aprendido algo de él.
Jaime –como lo llamábamos familiarmente – realizó estudios de posgrado en Mendoza, a donde llegó cuando nuestro padre era Secretario Académico de la Universidad Nacional de Cuyo, durante el rectorado del Ing. Carretero en el año 1973. Jaime trabó amistad con nuestro padre, así como otros ecuatorianos que estudiaron en Mendoza en esa misma época. Todos ellos fueron amigos que luego lo apoyaron, así como también a parte de nuestra familia, durante el exilio político en el Ecuador.
De ese Jaime “de izquierdas” no quedan huellas. El de hoy, que desde hace años es asesor de Mauricio Macri en la Argentina, no guarda relación alguna con aquél otro. Es por esto que, en el año 2011, cuando Jaime Durán Barba, luego de más de treinta años de distanciamiento respecto de quien dice fuera su “gran maestro”, pidió una entrevista en Mendoza con nuestro padre, éste se negó a recibirlo. Tal como nos comentara en su momento, lo hizo porque pensaba que ese acercamiento repentino sólo podía tener como finalidad un uso político.
Los dichos de Durán Barba en el Diario La Nación del día 11 de abril no hacen otra cosa que confirmar la intuición de nuestro padre. Ponen en evidencia una actitud de falta de respeto hacia quien sí mantuvo una línea y una conducta ejemplares a lo largo de toda su vida, clara y comprometida con el cambio social en Nuestra América.
Elisabeth Roig, DNI 12.609174
Hebe Irene Roig, DNI 13.912.593
lunes, 20 de abril de 2015
Ajedreceando por la memoria: la carta de Agustín Tosco a su hijo Héctor
En el acto de homenaje a lxs ajedrecistas detenidxs desaparecidxs realizado en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA), durante el torneo Roberto Odorisio,Héctor Tosco, hijo de Agustín Tosco, compartió la carta que recibió al cumplir 11 años de su padre, quien sobrevivía en la clandestinidad y sin embargo seguía luchando a pesar de las persecuciones.
La carta relata porqué no podía estar junto a él y le habla del juego de ajedrez, deporte que amaba. Fechada el 23 de junio de 1975, poco antes de su fallecimiento, las palabras de Agustín nos conmovieron a todxs, y fue un homenaje único a las y los ajedrecistas desaparecidos por la última dictadura militar. Una copia fue entregada a la ganadora del torneo.
El domingo 19 de abril de 2015, cientxs de personas, adultos, jóvenes y niñxs participaron la jornada "Ajedreceando por la memoria" en el marco de lo que fuera un espacio de muerte y que hoy es resignificado con la vida, la alegría, la construcción de la memoria colectiva y las prácticas educativas y deportivas que enriquecen el presente y el futuro de todxs nosotrxs.
El evento fue organizado por el Programa Ajedrecear del Ministerio de Cultura de la Nación, la Secretaría de Derechos Humanos y el Espacio Memoria y Derechos Humanos ex ESMA.
Aquí el video:
La carta relata porqué no podía estar junto a él y le habla del juego de ajedrez, deporte que amaba. Fechada el 23 de junio de 1975, poco antes de su fallecimiento, las palabras de Agustín nos conmovieron a todxs, y fue un homenaje único a las y los ajedrecistas desaparecidos por la última dictadura militar. Una copia fue entregada a la ganadora del torneo.
El domingo 19 de abril de 2015, cientxs de personas, adultos, jóvenes y niñxs participaron la jornada "Ajedreceando por la memoria" en el marco de lo que fuera un espacio de muerte y que hoy es resignificado con la vida, la alegría, la construcción de la memoria colectiva y las prácticas educativas y deportivas que enriquecen el presente y el futuro de todxs nosotrxs.
El evento fue organizado por el Programa Ajedrecear del Ministerio de Cultura de la Nación, la Secretaría de Derechos Humanos y el Espacio Memoria y Derechos Humanos ex ESMA.
Aquí el video:
jueves, 16 de abril de 2015
Delia, Marita y la siempre evitable violencia de género
La semana pasada un compañero me preguntaba si realmente "servía" investigar, escribir, publicar, debatir para cambiar las causas del inconmensurable dolor que sufren miles de personas. Y la discusión que se prolongó varias horas volvía una y otra vez a interpelarnos como esas personas que hacemos filosofía, que somos docentes o comunicadores y que parecemos a veces estar suspendidxs por sobre las tragedias de todos los días. Y que estamos también, pero no siempre, a una distancia innegable de tantas lágrimas.
Si no creyera en que vale la pena esto de pensar, discutir y cuestionar, en cada ámbito donde estemos, como una militancia, como una necesidad desbocada y muchas veces torpe o a destiempo, lo que puede percibirse como causa del dolor y la injusticia, no haría ni filosofía, ni periodismo, ni docencia, ni sostendría tampoco esa larga conversación con mi compadre tan escéptico. Dos sucesos ayer evocaron esa conversación. Una sensación ambivalente que perdura mientras escribo estas palabras.
Una noticia alentadora respecto de una sentencia judicial en la provincia de Buenos Aires, que absolvió a Delia Moyano. La mujer había sido víctima de años de violencia física; víctima de violencia institucional, porque hizo denuncias que no prosperaron. Varias veces, relataron testigos en el juicio, tuvo que buscar desesperadamente refugio con sus pequeños hijos en hospitales para pasar la noche mientras los golpes recibidos, con palos, fierros o puños se repetían sin tregua. Las marcas contaban la historia. Doce años de violencia constante y tolerada. Un día se defendíó. Un 24 de agosto, pudo manotear un cuchillo de la cocina para defenderse del agresor que la quería atar. y no le daba tregua. Su vida podía correr peligro. El agresor resultó herido esa vez. No quiso atenderse y tres días después murió.
Delia fue acusada de homicidio agravado por el vínculo.Podría haber sido condenada a prisión perpetua, de acuerdo a la solicitud de la fiscalía. El defensor, en cambio, pidió a lxs integrantes del Tribunal Oral Criminal de Azul considerar que se trató de legítima defensa en el contexto de violencia de género, por lo cual correpondía absolver a Delia.
El Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires hizo una presentación ante el tribunal con la jurisprudencia de casos similares, en los que las mujeres acusadas fueron absueltas en base a la consieración de ese contexto de violencia de género que configura la legítima defensa.
Poco después de mediodia supimos de la resolución que hizo justicia a la víctima de una violencia que todavía no termina de considerarse un problema. Que funcionarios judiciales, policiales, peritos, docentes, comunicadorxs, comerciantes, artistas, mecánicos, modelos, psícólogxs, asistentes sociales, mozos de bar, electricistas y diseñadoxs, no terminan de llamar por su nombre. Delia fue escuchada y absuelta. Los argumentos de la fiscalía y del Observatorio lo lograron. Y la sensibilidad del tribunal. No siempre sucede. Por eso sentimos ese alivio. Y también alegría. Una alegría inmensa por ese pequeño gran acto de justicia en medio de la injusticia masiva que se repite en otros casos y que toleramos como sociedad. Las toleramos con el argumento de los problemas de pareja, de las patologías de los honbres violentos o las sospechas alrededor de las conductas de las mujeres golpeadas y aterrorizadas en su casa y en la calle.Hay demasiadas Delias que cumplen condenas tras sufrir un infierno que no se percibe como tal.
Lxs niñxs que son otras víctimas de estos horrores, son objeto de traslados que deciden desde los escritorios, a institutos y hogares sustitutos, o alguna que otra vez, como si fuera una película de horror, devueltos a la casa o al ámbito donde impera el violento.
Durante décadas se ha trabajado incesantemente desnaturalizando las relaciones de poder entre los géneros para sacar de lo privado e íntimo una práctica injusta tolerada y aprendida. La mujer, esposa, novia, concubina, hija, hermana, no es un objeto, no es una propiedad del varón. La violencia que llamábamos doméstica es violencia de género, una violencia hacia las mujeres en tanto mujeres que está tipificada en todas sus manifestaciones en leyes vigentes que lxs jueces y policías no pueden ignorar. Que ningunx de nosotrxs puede ya desconocer.
La sociedad va lentamente aprendiendo a mirar situaciones que antes no parecía ser un problema suyo. Vamos adoptando palabras nuevas, hay que insistir y acostumbrarse. La violencia extrema que llega a quitar la vida no puede llamarse más crimen pasional. Es un feminicidio. No es inexorable.
Ayer a la tarde también supimos de la muerte inglingida a María Eugenia Lanzetti en el jardín de infantes donde trabajaba, en un pueblo cordobés. Estaba en una salita con lxs niñxs y en compañía de un botón antipánico; porque ya había estado a punto de morir a manos de su ex marido. Por eso, el violento no podía acercarse a "Marita", como la llamaban cariñosamente. Alguien conocido de la familia confirmó que el feminicida había querido matarla antes, por lo cual se habían separado; aseguró que el agresor era "sumamente obsesivo" y que por eso, -¿por no poder acercársele?- este desenlace "no pudo evitarse". Mencionaron además trastornos psiquiátricos. Tras el hecho, Mauro Bongiovanni fue detenido por la policía que le encontró el arma que había utilizado.
Los relatos a los medios señalan la conmoción. El contexto, la presencia de niñxs pequeños, lo hace aún más escabroso. Sigo pensando en las palabras del allegado a la familia...¿no pudo evitarse?
Un trabajo militante persistente y persuasivo, angustioso y por momentos descorazonador - si tenemos en cuenta cuántas vidas se han perdido y se pierden cada día a manos de "obsesivos", "trastornados", "alcohólicos" que por otra parte suelen ser bien considerados en sus comunidades que no los oondenan socialmente a tiempo - ha podido instalar una sensibilidad que define a partir de una sentencia judicial, no solo el destino de una acusada o un acusado, sino el mensaje que da a la sociedad a través de lo que dictamina.
Permear el machismo en ciertos estamentos es una quijotada, pero no es imposible.
Entre las cosas que hacen falta para erradicar la violencia de género, creo fuertemente que es necesario insistir y proponer campañas y nuevas medidas de protección, celeridad en las resoluciones, capacitación y ecigencia en la escucha de los centros que reciben las denuncias; más eficaces resoluciones y contundentes campañas en la tele y en todos los medios de comunicación.
Que hablar de esto con quien tengamos sentadx al lado en el colectivo, en una clase, en una mesa de café, sea un ejercicio cotidiano. Así y solamente así se cambian las prácticas, inclusive hasta ese gesto que parece tan mínimo de cambiar un canal de televisión cuando se festeja el desprecio hacia las mujeres o se banaliza desde el morbo una tragedia evitable frente a la que no cabe carroñear sino comprometerse.Para evitarlas, porque estas muertes, estas violencias, estos infiernos son evitables.
Si no creyera en que vale la pena esto de pensar, discutir y cuestionar, en cada ámbito donde estemos, como una militancia, como una necesidad desbocada y muchas veces torpe o a destiempo, lo que puede percibirse como causa del dolor y la injusticia, no haría ni filosofía, ni periodismo, ni docencia, ni sostendría tampoco esa larga conversación con mi compadre tan escéptico. Dos sucesos ayer evocaron esa conversación. Una sensación ambivalente que perdura mientras escribo estas palabras.
Una noticia alentadora respecto de una sentencia judicial en la provincia de Buenos Aires, que absolvió a Delia Moyano. La mujer había sido víctima de años de violencia física; víctima de violencia institucional, porque hizo denuncias que no prosperaron. Varias veces, relataron testigos en el juicio, tuvo que buscar desesperadamente refugio con sus pequeños hijos en hospitales para pasar la noche mientras los golpes recibidos, con palos, fierros o puños se repetían sin tregua. Las marcas contaban la historia. Doce años de violencia constante y tolerada. Un día se defendíó. Un 24 de agosto, pudo manotear un cuchillo de la cocina para defenderse del agresor que la quería atar. y no le daba tregua. Su vida podía correr peligro. El agresor resultó herido esa vez. No quiso atenderse y tres días después murió.
Delia fue acusada de homicidio agravado por el vínculo.Podría haber sido condenada a prisión perpetua, de acuerdo a la solicitud de la fiscalía. El defensor, en cambio, pidió a lxs integrantes del Tribunal Oral Criminal de Azul considerar que se trató de legítima defensa en el contexto de violencia de género, por lo cual correpondía absolver a Delia.
El Observatorio de Violencia de Género de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires hizo una presentación ante el tribunal con la jurisprudencia de casos similares, en los que las mujeres acusadas fueron absueltas en base a la consieración de ese contexto de violencia de género que configura la legítima defensa.
Poco después de mediodia supimos de la resolución que hizo justicia a la víctima de una violencia que todavía no termina de considerarse un problema. Que funcionarios judiciales, policiales, peritos, docentes, comunicadorxs, comerciantes, artistas, mecánicos, modelos, psícólogxs, asistentes sociales, mozos de bar, electricistas y diseñadoxs, no terminan de llamar por su nombre. Delia fue escuchada y absuelta. Los argumentos de la fiscalía y del Observatorio lo lograron. Y la sensibilidad del tribunal. No siempre sucede. Por eso sentimos ese alivio. Y también alegría. Una alegría inmensa por ese pequeño gran acto de justicia en medio de la injusticia masiva que se repite en otros casos y que toleramos como sociedad. Las toleramos con el argumento de los problemas de pareja, de las patologías de los honbres violentos o las sospechas alrededor de las conductas de las mujeres golpeadas y aterrorizadas en su casa y en la calle.Hay demasiadas Delias que cumplen condenas tras sufrir un infierno que no se percibe como tal.
Lxs niñxs que son otras víctimas de estos horrores, son objeto de traslados que deciden desde los escritorios, a institutos y hogares sustitutos, o alguna que otra vez, como si fuera una película de horror, devueltos a la casa o al ámbito donde impera el violento.
Durante décadas se ha trabajado incesantemente desnaturalizando las relaciones de poder entre los géneros para sacar de lo privado e íntimo una práctica injusta tolerada y aprendida. La mujer, esposa, novia, concubina, hija, hermana, no es un objeto, no es una propiedad del varón. La violencia que llamábamos doméstica es violencia de género, una violencia hacia las mujeres en tanto mujeres que está tipificada en todas sus manifestaciones en leyes vigentes que lxs jueces y policías no pueden ignorar. Que ningunx de nosotrxs puede ya desconocer.
La sociedad va lentamente aprendiendo a mirar situaciones que antes no parecía ser un problema suyo. Vamos adoptando palabras nuevas, hay que insistir y acostumbrarse. La violencia extrema que llega a quitar la vida no puede llamarse más crimen pasional. Es un feminicidio. No es inexorable.
Ayer a la tarde también supimos de la muerte inglingida a María Eugenia Lanzetti en el jardín de infantes donde trabajaba, en un pueblo cordobés. Estaba en una salita con lxs niñxs y en compañía de un botón antipánico; porque ya había estado a punto de morir a manos de su ex marido. Por eso, el violento no podía acercarse a "Marita", como la llamaban cariñosamente. Alguien conocido de la familia confirmó que el feminicida había querido matarla antes, por lo cual se habían separado; aseguró que el agresor era "sumamente obsesivo" y que por eso, -¿por no poder acercársele?- este desenlace "no pudo evitarse". Mencionaron además trastornos psiquiátricos. Tras el hecho, Mauro Bongiovanni fue detenido por la policía que le encontró el arma que había utilizado.
Los relatos a los medios señalan la conmoción. El contexto, la presencia de niñxs pequeños, lo hace aún más escabroso. Sigo pensando en las palabras del allegado a la familia...¿no pudo evitarse?
Un trabajo militante persistente y persuasivo, angustioso y por momentos descorazonador - si tenemos en cuenta cuántas vidas se han perdido y se pierden cada día a manos de "obsesivos", "trastornados", "alcohólicos" que por otra parte suelen ser bien considerados en sus comunidades que no los oondenan socialmente a tiempo - ha podido instalar una sensibilidad que define a partir de una sentencia judicial, no solo el destino de una acusada o un acusado, sino el mensaje que da a la sociedad a través de lo que dictamina.
Permear el machismo en ciertos estamentos es una quijotada, pero no es imposible.
Entre las cosas que hacen falta para erradicar la violencia de género, creo fuertemente que es necesario insistir y proponer campañas y nuevas medidas de protección, celeridad en las resoluciones, capacitación y ecigencia en la escucha de los centros que reciben las denuncias; más eficaces resoluciones y contundentes campañas en la tele y en todos los medios de comunicación.
Que hablar de esto con quien tengamos sentadx al lado en el colectivo, en una clase, en una mesa de café, sea un ejercicio cotidiano. Así y solamente así se cambian las prácticas, inclusive hasta ese gesto que parece tan mínimo de cambiar un canal de televisión cuando se festeja el desprecio hacia las mujeres o se banaliza desde el morbo una tragedia evitable frente a la que no cabe carroñear sino comprometerse.Para evitarlas, porque estas muertes, estas violencias, estos infiernos son evitables.
lunes, 13 de abril de 2015
La mujer sin miedo por Galeano
"Hay criminales que proclaman tan campantes 'la maté porque era mía', así no más, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer. Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los super machos tiene la valentía de confesar 'la maté por miedo', porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo."
Eduardo Galeano (1940-2015)
Gracias por tu vida, maestro...
Eduardo Galeano (1940-2015)
Gracias por tu vida, maestro...
jueves, 2 de abril de 2015
Malvinas: a 33 años, no a la impunidad
A esos chicos hombres que movilizaron utilizando una causa noble y un reclamo legítimo, unos milicos asesinos e irresponsables.
A esos changos que quizás no habían visto nunca el mar y se enfrentaron al frío austral para pelear contra el ejército más moderno con fusiles que se les rompían y jefes que se escondían.
A esos muchachos que dejaron todo y que no tienen su nombre en las tumbas de ese cementerio helado.
A esos hijos, hermanos, padres, sobrinos, amigos de quienes aquí velaban por ellos, rezaban por ellos, lloraban por ellos.
A todos los que hambrearon los oficiales de retórica vacía y estridente, mientras los alimentos y abrigos se pudrían en galpones y las joyas de la colecta nacional se perdían sin rastro en bolsillos sin escrúpulos.
A quienes dejaron estaqueados a la interperie, castigados, esos militares argentinos autodenominados "héroes".
A esos pibes a quienes se les congelaban las piernas, torturados, humillados, sufriendo como sufrieron tantas víctimas de esos verdugos insaciables y cobardes acostumbrados a la faena de los campos clandestinos.
A quienes trajeron de vuelta escondidos como si fueran algo que no podía mostrarse. Como si fueran algo, cosa.
A quienes no pudieron soportar el olvido y la indiferencia, las secuelas de esa guerra maldita que sirvió para que los colonizadores continuaran robando lo que es nuestro y armando hasta los dientes el territorio y el mar argentinos...
A aquellos que han contado y denunciado lo vivido y a quienes la Corte Suprema les ha negado la justicia, y con todo insistirán con la fuerza que les da el reclamo justo, como lo hicieron antes las Madres y las Abuelas de los carteles: "las Malvinas son Argentinas,los Desaparecidos también" allá en 1982.
A todos ellos el homenaje, el reconocimiento, pero sobre todo, que se les haga justicia.
Y a los cobardes asesinos, a los que jamás sintieron la inminencia de la muerte y mandaron a masacrar y maltrataron a los propios, que pretendieron estafar a un pueblo atenazado, el repudio más grande, la condena más firme. A ellos, sobre todo, lo que merecen como los genocidas: juicio y castigo.
Será en la Corte Internacional o donde sea, a 33 años, los crímenes de lesa humanidad cometidos por militares argentinos contra soldados argentinos no se olvidan.
A esos changos que quizás no habían visto nunca el mar y se enfrentaron al frío austral para pelear contra el ejército más moderno con fusiles que se les rompían y jefes que se escondían.
A esos muchachos que dejaron todo y que no tienen su nombre en las tumbas de ese cementerio helado.
A esos hijos, hermanos, padres, sobrinos, amigos de quienes aquí velaban por ellos, rezaban por ellos, lloraban por ellos.
A todos los que hambrearon los oficiales de retórica vacía y estridente, mientras los alimentos y abrigos se pudrían en galpones y las joyas de la colecta nacional se perdían sin rastro en bolsillos sin escrúpulos.
A quienes dejaron estaqueados a la interperie, castigados, esos militares argentinos autodenominados "héroes".
A esos pibes a quienes se les congelaban las piernas, torturados, humillados, sufriendo como sufrieron tantas víctimas de esos verdugos insaciables y cobardes acostumbrados a la faena de los campos clandestinos.
A quienes trajeron de vuelta escondidos como si fueran algo que no podía mostrarse. Como si fueran algo, cosa.
A quienes no pudieron soportar el olvido y la indiferencia, las secuelas de esa guerra maldita que sirvió para que los colonizadores continuaran robando lo que es nuestro y armando hasta los dientes el territorio y el mar argentinos...
A aquellos que han contado y denunciado lo vivido y a quienes la Corte Suprema les ha negado la justicia, y con todo insistirán con la fuerza que les da el reclamo justo, como lo hicieron antes las Madres y las Abuelas de los carteles: "las Malvinas son Argentinas,los Desaparecidos también" allá en 1982.
A todos ellos el homenaje, el reconocimiento, pero sobre todo, que se les haga justicia.
Y a los cobardes asesinos, a los que jamás sintieron la inminencia de la muerte y mandaron a masacrar y maltrataron a los propios, que pretendieron estafar a un pueblo atenazado, el repudio más grande, la condena más firme. A ellos, sobre todo, lo que merecen como los genocidas: juicio y castigo.
Será en la Corte Internacional o donde sea, a 33 años, los crímenes de lesa humanidad cometidos por militares argentinos contra soldados argentinos no se olvidan.
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