Pensar es más dificil y esforzado. Y tener memoria de lo que nos pasó, por lo cual marchar el 24 por quienes fueron desaparecidxs por la violencia terrorista de un Estado asesino y mentiroso, es marchar por nosotrxs y por las generaciones futuras.
Y por Lucas, y todxs lxs Lucas anónimxs y por el que como por el que vive en el country.
Ese nene de 11 años a quien corrieron policías arma en mano por la calle y a quien torturaron apretando su brazo quebrado, tuvo a alguien que se metió e increpó a los abusadores uniformados, y filmó la escena que se viralizó. Decir no e intervenir, ante el apriete, el abuso, la gorra, o la provocación de un decreto que intenta obstaculizar la Marcha.
El 24 no se mueve, se marcha. Por todxs, por lo de ayer y por los resabios de aquel poder que nos amenazan hoy. Antes de la escena de la violencia explítica hay otra violencia más elusiva y viscosa pero que la permite y la prepara: estigmatizar para justificar la furia que se descontrola - y ahora me acuerdo de una integrante de H.I.J.O.S. diciendo "estuvieron reprimidos de reprimir" - lo que es ponernos al borde del precipicio, ponernos el arma en la cabeza.
Importa y mucho para vivir en democracia que no naturalicemos la arbitrariedad de la persecución a Milagro Sala. Te guste o no te guste la Tupac. Importa y mucho que no se tome a la ligera la promiscuidad del partido judicial que persigue a quienes aplican la ley, la Constitución, a quienes juzgan con rectitud y descaradamente arma causas con cualquier cosa, escucha ilegalmente, abusa de la autoridad, encarcela por las dudas y prejuzga en el estudio de televisión. Y perdona a Clarín lso crímenes de lesa humanidad y las estafas del pacto para blindar la dictadura y quedarse con Papel Prensa. Que no pone a Blaquier en el banquillo ni tras las rejas, sino a militantes de la Tupac Amaru. Basta con un relato monocorde - no hay competencia para minar, no hay casi ningún medio en contra con poder equivalente de alcance- y así, también la construcción del pibe chorro por la ropa, el barrio adonde vive, por las dudas, ejerce su goteo constante para engordar el miedo y el odio. Si repetís sin rescatarte, si repetís sin soplar, si te mueve esa inercia pesada, antes de hablar de la baja de edad de imputabilidad averiguá cómo viven y qué sucede con lxs chicxs presxs en los institutos de menores, cómo pueden ser víctimas de abusos y terminar encerrados y revictimizados.
Pensá en los delincuentes de las cuentas de paraísos fiscales que se chorean la plata de todxs, la que el Estado tiene la obligación de destinar al medicamento que ahora no tienen lxs jubiladxs o a las escuelas donde tienen que estar aprendiendo y jugando con maestrxs bien pagxs, lxs nenes y nenas. Como cualquier pibe o piba, tienen derechos. Como vos tuviste de chicx. Derecho que el derecho desconoce si un sumario o expediente abusivo ignora cuando la propiedad vale más que un ser humano.
A esxs chicxs querés no sólo encerrar, sino matar, de un balazo o una paliza, o de a poco con el hambre o el paco. A quienes cuando les empezaron a dar chances en los años precedentes, se los odiaba por eso.
No querés que te maten por un celular pero no querés que vayan a la escuela, hagan el secundario, puedan tener gente que los escuche y los llame por su nombre, que puedan salvarse si necesitan una ambulancia no importa dónde vivan. Pueden morir muy fácil de violencia física o por suma de desprecios o por las penas que matan de a poco el espíritu inquieto y solidario que dice su maestra que tiene Lucas, - el nene que aparece en el video que se viralizó, porque es escandaloso y es intolerable la saña de la cobardía de los policías armados- , Lucas a quien ya la policía le mató un hermano.
El 31 de enero se cumple un aniversario más de la desaparición de Luciano Arruga, un adolescente que no quería ser un pibe chorro para la policía. Lo secuestraron y lo asesinaron en Lomas del Mirador en 2009 y estuvieron buscándolo durante cinco años, hasta que fue identificado, había permancecido como NN en el cementerio de la Chacarita.
Cuando volvemos sobre las secuelas del terrorismo de Estado en una sociedad de memoria intermitente, no estamos exagerando. Estamos construyendo y sentando bases para el Nunca Más, en todos sus alcances y sentidos.