No pedimos la legalización del aborto porque nos guste, sino que estamos cansadas de muertes evitables, de la indiferencia ante la falta de oportunidades para nosotras.El aborto es una situación límite a la que se llega por el menoscabo de un derecho.Y esta situación se vive de distintas maneras según la situación concreta y de clase -utilizo el término de manera amplia- de las mujeres...Quienes se desangran sin certificado de defunción que de veras dé cuenta de lo que hicieron, en su desesperación, exponiendose en condiciones precarias, son las pobres. Quienes continúan con hipocresía ejerciendo trabas a los programas de salud reproductiva y objetando en el hospital público la ejecución de los casos no punibles y por otro lado facturan a las pudientes por practicar los abortos seguros en los consultorios privados, aprovechan esta inequidad que engrosa sus cuentas y las estadísticas, año a año.
Queremos que se legalice la interrupción del embarazo como queremos los anticonceptivos y la educación sexual. Porque queremos vivir.Queremos elegir si tener hijos o no, si tener sexo o no, como queremos tener derecho a trato respetuoso para parir, sin maltrato ni violencia institucional.
Los embarazos impuestos por un sistema de valores que adjudica a la mitad de la humanidad un rol fijo de acuerdo a propiedades naturales, son un cepo que lleva a muchas mujeres a arriesgar la vida en una decisión siempre conflictiva.
Queremos que lxs representantes en el Congreso, a partir de noviembre, traten con seriedad y sin dilatar más la discusión, en un marco de verdadera honestidad argumentativa, los proyectos en danza acerca del tema.
Como señala Estela Díaz, Coordinadora de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito : "Los proyectos que apuntan a aclarar las actuales excepciones del artículo 86 incisos 1 y 2 del Código Penal, que es ley en nuestro país desde el año 1921, no alcanzan a responder sobre la cuestión de fondo en este debate. No suponen ningún cambio significativo, ya que una leve modificación de redacción de estos incisos no garantiza su cumplimiento. Seguirá sucediendo, como en la actualidad, cuando se presenta un pedido de interrupción de un embarazo en los casos de peligro para la vida o salud de las mujeres o cuando fueron víctimas de una violación: las dilaciones del sector de Justicia o Salud van a operar de la misma manera, ya que quienes interfieren están en contra del cumplimiento de esta ley por más restrictiva que sea."
Marta Rosemberg afirmó que el aborto significa en un nivel profundo "la sustracción de la mujer a un mandato social, la de la maternidad impuesta."
Como mandato social - cuya violación las leyes expresan en penalizaciones-, la maternidad es un destino natural para las mujeres y todo desvío de ese destino natural es condenado y asociado a su opuesto, la muerte.
Siguiendo a Rosemberg: "Cuando en ocasión de un embarazo involuntario, se decide un aborto, surge en acto una conciencia crítica de los modos socialmente codificados de pensamiento y conducta, que subvierte los valores dominantes, ahora en crisis, abriendo espacios de posibilidad a nuevas posiciones subjetivas, en un nomadismo que no solo desplaza a las protagonistas de su situación de subordinación, sino que reformula el paisaje en el que transcurre la acción."
Y si se machaca con "la vida" reforzando la inexorabilidad de la naturaleza, Rosemberg utiliza un argumento clave: "Para que el hijo exista, el embrión –ese extraño- debe ser humanizado por el deseo de la mujer, que entonces sí, se vincula como madre con ese ser al que nombra hijo/a, parte del cuerpo propio y al mismo tiempo ajeno. La madre es aquella cuyo deseo hace del embrión/feto una persona. El vínculo no puede ser humanizado desde otro lugar: la bendición de la iglesia solo es eficaz mediatizada por una mujer que la pide y la cree. El deseo del Otro (sea el del genitor, la cultura ambiente del grupo social, el discurso médico de la fisiología sexual y su oferta tecnológica) debe pasar por la instancia de ser incorporado por el yo de la mujer que se asuma madre."
Podemos dar vida si la deseamos. Porque la deseamos. Y podemos no desearla porque se nos impone el rol de dar vida, y allí exponemos la nuestra.
Esta es la deuda para con las mujeres de una democracia que va madurando y profundizando derechos, pero a la que quema en las manos como un hierro caliente la cuestión de garantizar la libertad de dar la vida quitando las penalizaciones cuando se la ejerce optando por no continuar el embarazo. Así como también, estas imposiciones subyacentes de hoy pueden volverse opciones para las personas cuando se pueden establecer otros tratos entre varones y mujeres que puedan facilitar decisiones, dar cauce a los deseos, a las maternidades deseadas, a las relaciones amorosas entre pares.
Si no se legaliza el aborto, la maternidad seguirá siendo demasiadas veces una imposición dramática sobre nuestras posibilidades vitales, seguirá siendo una situación límite en la que nos veremos forzadas a la clandestinidad o a la hipocresía.
Sitios de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito:
http://abortolegalseguroygratuito.blogspot.com/
http://www.abortolegal.com.ar/