Calando la Piedra entrevistó en octubre pasado en la ciudad de Asunción, Paraguay a Rogelio Goiburú, titular del Equipo Nacional
para la Investigación, Búsqueda e Identificación de Personas Detenidas y
Desaparecidas entre 1954 y 1989 por la dictadura paraguaya (ENABI).La primera parte, publicada el pasado 30 de octubre, relata el proceso de aprendizaje con el Equipo Argentino
de Antropología Forense (EAAF) que hizo posible la tarea del presente, de búsqueda de desaparecidxs y la identificación de cuerpos encontrados, víctimas del Plan Cóndor, coordinación represiva de las dictaduras del Cono Sur. La identificación no solamente echa luz sobre la sangrienta represión del terrorismo de Estado en Paraguay y en países hermanos que sufrieron el ataque planificado y coordinado para asesinar, secuestrar, torturar y desaparecer a opositorxs y militantes, sino que restituye la historia previa de resistencia y de lucha.
Ante el miedo o la indiferencia, se reponen la solidaridad, la integridad, los sueños y la generosidad de lxs desaparecidxs; la búsqueda es una laboriosa reconstrucción de memoria y de una historia que trasciende lo personal. Por eso no se trata de la búsqueda de uno o una es decir, del desaparecidx propix, sino de la de todxs, dice Goiburú: insiste en recuperar "la historia de nuestro pueblo". Su padre, el Dr. Agustín Goiburú, exiliado en los 70 en Argentina, secuestrado en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, era un médico perteneciente al MOPOCO (Movimiento Popular Colorado) que se negó a firmar certificados falsos encubridores de la violencia de la dictadura stronista y denunció sus crímenes. Como otros hombres y mujeres, fue tenazmente perseguido, secuestrado en Argentina, trasladado a Paraguay y visto por última vez según testimonios, en marzo de 1977 en el Departamento de Investigaciones de la Policía de Asunción. La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a Paraguay por su desaparición en 2006, conminando al estado paraguayo a investigar, buscar e identificar a lxs desaparecidxs.
La tarea que hoy persigue la reconstrucción de la historia de quienes arriesgaron la vida por la democracia y por la justicia, se permite pero no se financia desde el estado. Aún así, con cada identificación la fiscalía debe investigar qué sucedió con la persona encontrada e identificada. Documentadas 440 desapariciones, se sabe que el número es mucho mayor, porque el terror, la desconfianza en la justicia, la falta de apoyo oficial, entre otros motivos desalienta a quienes pueden aportar datos sobre otras desapariciones y crímenes cometidos durante 35 años de dictadura. Un período de terror que al llegar a su fin, no fue objeto de juzgamiento o establecimiento de la verdad histórica. Parido de la colaboración y los vínculos solidarios con el EAAF de Argentina, el trabajo del ENABI es crucial para la demorada y dificultosa construcción de la memoria de la sociedad en Paraguay. La verdad enterrada y acallada, surge pese a las dificultades narradas por Goiburú. Hace poco más de dos meses, el día de conmemoración internacional del Detenido Desaparecido, se anunció la identificaciónde tres personas que habían sido secuestradas, trasladadas a Paraguay y asesinadas por la dictadura. Por eso se insiste tanto en la obtención de más testimonios y pistas, buscando que familiares de personas desaparecidas aporten datos genéticos al banco que permite establecer la identidad de los restos encontrados con precisión científica, del mismo modo como se logró identificar a lxs nietxs de las Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina. Hay en este camino, legados para la sociedad más allá de la búsqueda del ser amado propio, como un homenaje más a las luchas que se reconstruyen con cada parte que se desentierra del olvido que nunca podrá cubrirlo todo, ni ganar definitivamente, mientras haya quienes sigan buscando.
Ante el miedo o la indiferencia, se reponen la solidaridad, la integridad, los sueños y la generosidad de lxs desaparecidxs; la búsqueda es una laboriosa reconstrucción de memoria y de una historia que trasciende lo personal. Por eso no se trata de la búsqueda de uno o una es decir, del desaparecidx propix, sino de la de todxs, dice Goiburú: insiste en recuperar "la historia de nuestro pueblo". Su padre, el Dr. Agustín Goiburú, exiliado en los 70 en Argentina, secuestrado en la ciudad de Paraná, Entre Ríos, era un médico perteneciente al MOPOCO (Movimiento Popular Colorado) que se negó a firmar certificados falsos encubridores de la violencia de la dictadura stronista y denunció sus crímenes. Como otros hombres y mujeres, fue tenazmente perseguido, secuestrado en Argentina, trasladado a Paraguay y visto por última vez según testimonios, en marzo de 1977 en el Departamento de Investigaciones de la Policía de Asunción. La Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó a Paraguay por su desaparición en 2006, conminando al estado paraguayo a investigar, buscar e identificar a lxs desaparecidxs.
La tarea que hoy persigue la reconstrucción de la historia de quienes arriesgaron la vida por la democracia y por la justicia, se permite pero no se financia desde el estado. Aún así, con cada identificación la fiscalía debe investigar qué sucedió con la persona encontrada e identificada. Documentadas 440 desapariciones, se sabe que el número es mucho mayor, porque el terror, la desconfianza en la justicia, la falta de apoyo oficial, entre otros motivos desalienta a quienes pueden aportar datos sobre otras desapariciones y crímenes cometidos durante 35 años de dictadura. Un período de terror que al llegar a su fin, no fue objeto de juzgamiento o establecimiento de la verdad histórica. Parido de la colaboración y los vínculos solidarios con el EAAF de Argentina, el trabajo del ENABI es crucial para la demorada y dificultosa construcción de la memoria de la sociedad en Paraguay. La verdad enterrada y acallada, surge pese a las dificultades narradas por Goiburú. Hace poco más de dos meses, el día de conmemoración internacional del Detenido Desaparecido, se anunció la identificaciónde tres personas que habían sido secuestradas, trasladadas a Paraguay y asesinadas por la dictadura. Por eso se insiste tanto en la obtención de más testimonios y pistas, buscando que familiares de personas desaparecidas aporten datos genéticos al banco que permite establecer la identidad de los restos encontrados con precisión científica, del mismo modo como se logró identificar a lxs nietxs de las Abuelas de Plaza de Mayo en Argentina. Hay en este camino, legados para la sociedad más allá de la búsqueda del ser amado propio, como un homenaje más a las luchas que se reconstruyen con cada parte que se desentierra del olvido que nunca podrá cubrirlo todo, ni ganar definitivamente, mientras haya quienes sigan buscando.
Si décadas de impunidad explican en parte las dificultades para denunciar crímenes del terrorismo de Estado, el carácter patriarcal del mismo se aborda en esta segunda parte de la entrevista, en relación a los crímenes de índole sexual perpetrados por Stroessner y allegados, más firmemente protegidos por el silencio, y que llevan a la pensar persistentes efectos sociales.
Calando la Piedra: - El proceso de investigación judicial que se inicia al identificar restos sigue siendo un proceso para
establecer la verdad de lo que pasó, pero ¿es de acción penal?
-Debe ser de acción penal, lo que pasa es que al investigar la Fiscalía
encontrará que los responsables están prácticamente todos muertos.
Prácticamente todos. Entonces se tienen que hacer Juicios por la Verdad. Esos juicios son importantes porque como sabés, la desaparición
forzada, políticamente hablando, ha sido una metodología de la represión del
terrorismo de Estado para acallar la posibilidad de resistencia que implica levantarse
contra el régimen, para evitar que la gente se siga organizando, para minar la
voluntad y la energía de los partidos opositores, para acallar a las familias,
a los entornos de los barrio opositores contra el régimen, a todos. Y a
esa historia hay que reconstruirla. Sabemos nosotros quienes somos víctimas,
que estos compatriotas, han podido superar el miedo que significaba vivir bajo
un régimen de terror de esas épocas, bajo permanente estado de sitio, donde
después de las nueve de la noche más de tres personas no podían estar reunidas...
Calando la Piedra: No podía hacerse lo que estamos haciendo ahora...
-Exactamente. Y que sabiendo lo que les iba a pasar, que iban a ser
torturados salvajemente, que las mujeres iban a ser violadas, que los varones
podían ser mutilados, todos desaparecidos, lo mismo… Al recuperar y
reescribir esa historia estamos recuperando la historia de nuestro pueblo, la
de nuestros héroes civiles, que fueron capaces de inmolarse por una idea de
país, de vida en libertad, en democracia, y soberanía. Ése es también nuestro
trabajo, no solamente el de buscar esos huesos, sino de recuperar la historia. Como decía Patricia Bernardi - integrante y cofundadora del EAAF - en una entrevista en Buenos Aires, “los huesos
hablan”, nosotros además queremos que los huesos hablen, nosotros queremos que
la sociedad paraguaya pueda conocer esa historia, conocer y recuperar la
historia. Reescribir, construir y deconstruir mitos y reconstruir la historia,
porque esa historia se contradice, la historia de las víctimas, sabemos, que es
parcial, contradice la historia de los perpetradores y victimarios. Este
proceso es necesario para que los paraguayos sepamos lo que realmente pasó.
Calando la Piedra:
Ud. hablaba de buscar a todxs, de pasar de buscar el familiar a buscar a
todxs, de recuperar lo colectivo, de pasar de la
desconfianza, el miedo, del “no te metas” y el “no hables”, a otra actitud.
¿Hay efectos a largo plazo, efectos profundos de esos mecanismos? y por otro lado ¿qué opina de la
reaparición de discursos negadores del terrorismo de Estado como está
sucediendo en Argentina con las discusiones
alrededor de las cifras de los desaparecidos, nuevo intento de focalizar
fragmentadamente estos hechos como si no hubieran tenido que ver con un modelo
de país y con una responsabilidad de la sociedad que cuesta elaborar?
Calando la Piedra: ¿Recomponer la historia no sería contrarrestar este récord?
- Claro...Algo que hemos
logrado a partir de este trabajo es tener por primera vez el perfil genético de
la población paraguaya. Tenemos un perfil genético propio, el perfil para la
identificación plena de los cuerpos que hemos donado al Estado. El perfil de
EEUU utilizado al principio, no tenía nada que ver con nosotrxs, que nos parecemos a los
europeos pero que tenemos sangre indígena.Comparamos la sangre del familiar
con el ADN del esqueleto y como testigo, el de la población. Se necesita ese
perfil para realizar una identificación plena. Un positivo en la sangre del
familiar con el material genético de los restos nos puede dar un máximo de
compatibilidad de 90% y si este match además, se coteja con el perfil de la
población, si hay además sangre guaraní, la compatibilidad se incrementa al
casi el 100%: 99,99%...Vamos incrementando el banco de sangre de familiares día
a dia, y de a poco también.
Calando la Piedra: ¿Hay resistencias a la extracción de sangre para el banco de datos genéticos?
-Si, efectivamente las hay, y ese era el otro aspecto de lo que estábamos hablando: la
impunidad, la corrupción y el miedo, es lo que dejó la dictadura. Y hay que recordar
que no fue una dictadura como la de ustedes, lxs argentinxs, que duró 7 años,
sino que duró 35 años, y eso caló muy hondo. Por eso, además, creo que en
Paraguay no sabremos nunca todo lo ocurrido. Hay familiares que no han denunciado
y no denunciarían nunca, porque, en primer lugar, tienen miedo; en segundo lugar
– y desde luego- no creen en la justicia; y por otro lado, porque son personas
que tienen tantas necesidades económicas que no pueden pagarse un pasaje para
venir a Asunción, para pagar un abogado que haga todos los trámites, y todo eso
atenta contra nuestro deseo de poder establecer cuántos y quiénes fueron todos
los desaparecidxs, nuestra voluntad de saber qué pasó.
Calando la Piedra: Y en relación a los crímenes de índole sexual ¿es todavía más arduo investigar?
El documental "Lesa Humanidad" (Argentina 2011) la violencia sexual del terrorismo de Estado |
- Con respecto a las niñas esclavas
sexuales de Stroessner es más difícil. Porque las sustraían de sus familias.
Las iban a buscar al interior, a los pueblos, ¡a niñas de 8, 9 o 10 años! Elegían la más linda, les decían a los padres que iban a estudiar en buenos
colegios, que iban a estar con una buena familia, o con gente importante y entonces
iban a tener futuro, y les daban unas monedas, o les pasaban durante unos meses
una mensualidad – sólo un par de veces- y luego ya nada. Y esas familias o se
olvidaron ya…
Calando la Piedra: ¿Se olvidaron o se trata de un
mecanismo de negación?
- Sí, es un mecanismo defensivo de
negación. Y muchas de esas criaturas murieron en orgías planificadas por el
gringo (Stroessner). Y esos esqueletos son tan frágiles, porque a esa edad no
tienen todo el calcio, que es más fácil que se desgranen en la tierra. También
hay quienes sobrevivieron a todo eso. Y Stroessner inauguró la costumbre de
casarlas a esas chicas con oficiales del Ejército, hablo de muchas que son
mujeres que hoy tienen 70 años, y que, por cuestiones de género no hablan de
eso. Jamás van a contar lo que les pasó.
Calando la Piedra: Quién sabe…en Argentina pasaron
muchos años para que varias mujeres sobrevivientes pudieran contar la violencia sexual o para que se pudieran escuchar ese tipo de crímenes entre el repertorio de atrocidades del terrorismo de Estado...
- Yo no sé con certeza pero sospecho
de varias mujeres que fueron esposas de generales con cargos muy importantes de
nuestro país, que tuvieron hijos que también fueron o son funcionarios muy
importantes... Esas mujeres jamás van a hablar.
Julia Osorio, contó su historia al diario Última Hora . Sobreviviente de la esclavitud sexual que padeció como muchas otras niñas, tenía 12 años cuando fue secuestrada en su casa en febrero de 1968 por Miers. Fue abusada y mantenida como prisionera a disposición de sus abusadores en el mismo lugar que hoy es el Museo Virtual Meves (Memoria y Verdad sobre el Stronismo). Aseguró que los militares "cazaban niñas y las arrancaban de su hogar a cambio de puestos en instituciones públicas a sus parientes". Además, que "nadie podía decir nada". La desprotección que vivieron era absoluta. Osorio llama a las cosas por su nombre: "Éramos violadas sin piedad. No querían a nadie que tenga más de 15 años, porque decían que ya tenían huesos duros”. Esta terrible experiencia la llevó a escribir el libro "Una rosa y mil soldados". Julia es la primera mujer en testimoniar ante la CVJ estos hechos aberrantes que padeció en primera persona, y es un modo de luchar contra la invisibilización e impunidad de la violencia sexual en el marco del terrorismo de Estado. Ella reclama, como otras sobrevivientes en Argentina lo hacen, que sean juzgados como delitos de lesa humanidad; así lo establece el Estatuto de Roma y la jurisprudencia de la Corte Penal Internacional.
Calando la Piedra: Hay algo inquietante en lo que dice respecto de la época de Stroessner y el presente, porque el mecanismo que usted describe de
engaño, cooptación para reducción a la esclavitud empleado entonces guarda
similitudes con lo que hoy emplean las redes de trata…
- Así es
Calando la Piedra: Un trabajo de
Alfredo Boecia Paz que analizaba las denuncias de crímenes de lesa
humanidad del terrorismo de Estado, destacaba también lo que podían decir las mujeres, planteando que a ellas les cuesta muchísimo verbalizar el sufrimiento propio y que, entonces, éste queda en
segundo lugar respecto del sufrimiento padecido por maridos, hijos, compañeros. Preexiste un patriarcado tradicional al que se agrega este mecanismo
represivo de índole sexual, y que hace muy difícil que no se subordine a otras
cosas, que son sentidas por ellas mismas como más importantes.
- Sí, es cierto, pero, no obstante, de todas
maneras tenemos la esperanza de que aquellas mujeres que no hayan alcanzado
cierto status social alguna vez cuenten y se puedan abrir juicios en ese
sentido. Por eso estoy buscando testigos para llevar a la fiscalía, para que
puedan realizar su declaración allí.
Calando la Piedra : ¿Hay equipos de contención para
estas testigos?
- Los hay en la Fiscalia, no como en
Argentina, pero hay profesionales que acompañan. Cuando hacemos extracciones de
sangre también hay gente de la Fiscalía que nos asiste en ese momento.