Y sí, podría decirse, cualquiera es periodista.
¿Existe algo así como "el periodismo" o hay periodistas y empresas de medios, que en el mundo globalizado y con la difusión de toda clase de adelantos tecnológicos, permiten la multiplicación de soportes para los mensajes, soportes como éste, - los blogs- donde una y otra vez las palabras, escritas o habladas, las imágenes, pueden comunicar, shockear, anestesiar, aturdir, impactar, invitar a la reflexión, revelar secretos, inventar, injuriar, construir enemigos, difundir ideologías en nombre de la muerte de las ideologías, y así...tantas cosas?
Creo que hay periodistas y comunicadorxs en corporaciones y medios de distinta envergadura o en las radios comunitarias armadas en un garage casi con nada, en medio de meros escribas, animadorxs o repetirodrxs de formatos en serie que funcionan para los objetivos que sean...
Sin duda hay un oficio que se lleva o se aprende independientemente de que sea la pertenencia a un medio lo que legitima el carácter de periodista.
Con formación o sin ella.
No es la reserva de la moral ni la actividad sagrada de revelar verdades prístinas. Ha sido y será siempre una actividad social situada en medio de conflictos, desacuerdos, ideologías.
Puede aportar tal vez, azarosamente o como fruto de un compromiso en la tarea, una cobertura, una foto, un dato fundamental que se inscriba en un momento crítico y termine poniendo la gota final que haga derramar el vaso. O bien puede ser la persistente llamada a la atención más detenida sobre aspectos a los que casi nadie presta importancia, porque no se los percibe relevantes. Como un discurso solitario y terco que sin embargo prepara - muchas veces sin saberlo-, un escenario futuro.
Hay una vocación o un encuentro con "el periodismo" que puede ser casual e inesperado. Y hay cagatintas.
Una voz o una mano que escribe expresa concepciones, maneras de valorar y percibir que pueden enriquecer la construcción de otros mundos o momificar la realidad que, por otra parte, nunca es "una". Todxs vivimos entre construcciones, narraciones y relatos, que no son infinitos - hay cosas que son ciertas y cosas que no lo son- pero son significativas o no.Las maneras de percibir y valorar que cambian históricamente hacen de los supuestos "datos duros" la realidad que se sufre, se celebra o que se quiere cambiar porque duele o lastima. Se trata de una mediación, justamente, cuya importancia es crucial en el mundo contemporáneo donde muchas veces la pantalla es más familiar que un rostro o una mano que apretamos en el saludo.
Este texto parece escaparse... puede ser. Como se escapan los efectos de los mensajes que nos proponemos emitir, desde la ingenuidad y la soberbia, desde esa ridícula pretensión humana de controlarlo todo. Afortunadamente, se escapa, lo que somos y vivimos está formateado por discursos pero no se agotan en ellos.
Periodistas, piezas claves del engranaje con el cual comprendemos, sentimos y nos movilizamos, no somos la noticia. Lo que hacemos o contribuimos a instalar como noticia no está determinado inxorablemente por más poder que se ostente, y lo que será historia no se decide de antemano. Transcurre a través de cada aporte y a través de cada decisión que se pueda tomar, ética, profesional y hasta estética en medio de una inmensa cantidad de factores.
No sé si se entiende bien lo que quise decir. Me proponia reivindicar el oficio y a lxs periodistxs, necesarixs e irreemplazables en un mundo de discursos y de conflictos que siempre han existido y existirán, conflictos por la palabra autorizada y por el acceso a poder decir y ser escuchadx, luchas por la emancipación, luchas por el poder que nunca pertenece por entero a ningún imperio ni élite ni corporación de una vez por todas.
La palabra es un arma y una caricia. Este oficio puede ser heroico o vergonzoso. Como la medicina, la arquitectura, la albañilería, la educación o la mecánica.
Lo sublime es la vocación y el compromiso.
La pasión por lo que se hace.
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