En minutos arrancará el debate en el Senado, las maniobras, mientras la calle verde muestra que ya se sancionó. Se logró la legitimidad de ese derecho al aborto legal seguro y gratuito en el hospital para dejar atrás la infamia del negocio clandestino que mata.
Han sido y seguirán siendo luchas populares, transversales, inapropiables por las lógicas ya perimidas, de las cuales muchxs dirigentes no se despiden, la política transformadora, revolucionaria. Atadxs al pasado, intentando fragmentarla de otras luchas, quienes desmerecen o minimizan este impacto feminista no se han dado cuenta de que esta marea viene a discutir todo, viene a clamar por su vida y el lugar negado, por el respeto que se le debe, por las que quedaron atrás pero no olvidamos. Es mucho más que una norma jurdica justa la que se pelea, inflexión imparable, cultural, social, simbólica y contrahegemónica, que signa esta etapa, y que redefine la democracia. Esa democracia precisamente que se defiende en la calle y militando la articulación contra los arreglos de minorías que la están dañando como nunca antes.
Este día histórico no define su valía adentro del recinto; su repercusión mundial lo ha mostrado en estos meses en los que rebasamos expectativas propias y ajenas. Por eso la reacción furiosa, evidencia la violencia con la que siempre nos han considerado: menos que humanas, menos que cosas, descartables. Arrebatadxs de odio, ignorancia, lxs antiderechos se manifiestan en su crudeza que había permanecido tranquila y escondida... y ponen en palabras y cuando pueden, en acto, su fuerza bruta, sedientxs de represión, apuntando a la sexualidad, porque ésta porque es política, siempre lo ha sido, porque condiciona nuestro hacer y aparecer. Y se habla de ello, se discute su alcance para el ejercicio de ciudadanía, redefina la ciudadanía y la noción misma de democracia, poniendo sobre la mesa lo no dicho. Penetra en las organizaciones y en los ámbitos que habían sido indiferentes, también protegidos. Cimbronazos, irrupciones, desconciertos y creaciones. Nuevas formas. Por eso además la alegría y la sorpresa de quienes están sumándose a esta imparable construcción de poder feminista que renueva todas las estructuras desde el momento en que rompió tabúes, incomodó la naturalizada intromisión de la iglesia en lo público, dando cátedra en las reuniones informativas del parlamento o en las sobremesas familiares.
La marea feminista siempre ha sido política. Ha sacudido todo y recién empieza.
Nos veremos en la calle.
Será ley, si no hoy, más temprano que tarde, toda causa justa insiste aún en los momentos más aciagos. Llevamos el pañuelo de esas mujeres que nos mostraron cómo luchar y perseverar en el amor. Con rabia y dolor, por todas nosotras, dormidas, despiertas, por todes, por nuestrxs hijxs, hacemos historia.
Aborto legal, seguro y gratuito.
Será ley.
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